I Inside the Old Year Dying: El Tour en París
Mi corazón se aceleró a un ritmo vertiginoso y gotas de sudor recorrieron mi espina dorsal. Era el momento que había anhelado toda mi vida. Durante años me había cautivado la enigmática artista PJ Harvey, pero siempre se me había escapado la oportunidad de verla en directo.
El icono elusivo
PJ Harvey ha sido durante mucho tiempo un icono esquivo, que rehúye ser el centro de atención. Sin embargo, todos los astros se alinearon en aquella memorable noche de jueves en el emblemático escenario del icónico L’Olympia en París.


La expectación era palpable mientras el público contenía colectivamente la respiración, sabiendo que abriría con “Prayer at the Gate”, el tema inaugural de su último álbum, “I Inside the Old Year Dying.” Con acordes nostálgicos y letras conmovedoras que hablaban de sueños infantiles rotos y del trauma de crecer y dejarse llevar, PJ Harvey utilizó un tono etéreo que resonó por todo el recinto. Su instrumento, su voz, encontró un tono nuevo, inquietantemente bello, diferente de sus trabajos anteriores como “White Chalk” cuando exploraba un registro vocal más alto, o “Let England Shake,” donde tejió épicas y desgarradoras historias de guerra.
Su nuevo sonido
En este álbum, su sonido era más aéreo, misterioso y surrealista, evocando la sensación de deambular por un denso bosque, perdido en la naturaleza salvajey atrapado en la contemplación.


Tras un comienzo tranquilo con su último trabajo, el primer crescendo llegó cuando cogió su guitarra folk, punteando acordes melancólicos que resonaban profundamente. El nuevo álbum, inspirado en su poemario “Orlam” y enriquecido con palabras del dialecto de su región natal, Dorset , había recibido elogios de la crítica.

Al concluir las canciones de su último disco con “A Noiseless Noise”, comenzó el viaje por las profundidades de su ilustre carrera. Fue un viaje en el tiempo con “The Colour Of The Earth”, “The Glorious Land” y “The Words that Maketh Murder”, tres temas emblemáticos de “Let England Shake”, en los que cantó canciones sensacionalmente conmovedoras, sobre la guerra . El álbum se inspiró en las heridas infligidas por la Primera Guerra Mundial a su patria, y estas palabras siguen siendo tan cruciales hoy como siempre.
Un viaje a los 90s
“Angelene” nos transportó a los años 90, con su tono más profundo. Con “Man Size” y “Dress”, una voz más resonante que recordaba a los comienzos de su carrera, acompañada de guitarras electrizantes que retumbaban entre el público.
El momento más íntimo de la velada llegó con “The Desperate Kingdom Of Love.” PJ Harvey estaba sola en el escenario con su guitarra folk, acompañada únicamente por su voz y acordes clásicos, pero fue más que suficiente para conmover todos los corazones de la sala.

Para concluir, interpretó la arrolladora “To Bring You My Love” con emoción sin igual. En el bis, puso punto final a su gira con una tierna interpretación de “White Chalk”, la canción más afín estilísticamente a su último álbum.
Una noche para el recuerdo
Mi alegría no tuvo límites cuando supe que este concierto parisino se retransmitiría en la radio nacional. Me permitió revivir todo el concierto, sumergiéndome una vez más en la trascendente atmósfera que PJ Harvey conjuró para su público. Este viaje sonoro me ha permitido explorar una actuación que abarca varias décadas, desvelando momentos destacados y sutiles que podría haberme perdido en un principio.

La voz de PJ Harvey ha evolucionado, su estilo se ha transformado, pero todo estaba impecablemente orquestado. Las transiciones magistrales y los flujos fluidos entre las canciones hicieron que pareciera que se trataba de meros segundos de diferencia, y no de décadas separadas por una carrera legendaria.
De hecho, somos afortunados de compartir la misma época que Polly Jean Harvey. Su música, un regalo eterno para el mundo, sigue dando forma e inspirando a generaciones de artistas y admiradores por igual.