La compleja verdad del plástico reciclado

El plás­ti­co reci­cla­do, que en su día fue acla­ma­do como un faro de espe­ran­za para el medio ambien­te, se enfren­ta cada vez más a la cues­tión de su sos­te­ni­bi­li­dad real. A pri­me­ra vis­ta, el reci­cla­do de plás­ti­cos pare­ce una solu­ción pro­me­te­do­ra, anun­cia­da por redu­cir la extrac­ción de mate­rias pri­mas y fre­nar el cre­ci­mien­to de los ver­te­de­ros. Sin embar­go, la reali­dad es mucho más intrin­ca­da y plan­tea pre­gun­tas per­ti­nen­tes sobre su ver­da­de­ra sos­te­ni­bi­li­dad y los retos a los que se enfren­ta.

La promesa de sostenibilidad

El reci­cla­do de plás­ti­cos es, sin duda, un com­po­nen­te esen­cial de la eco­no­mía cir­cu­lar. Al reuti­li­zar mate­ria­les pro­ce­sa­dos, redu­ce osten­si­ble­men­te la pre­sión sobre los recur­sos natu­ra­les y miti­ga las emi­sio­nes de gases de efec­to inver­na­de­ro. Sus defen­so­res ala­ban su capa­ci­dad para des­viar los resi­duos plás­ti­cos de los ver­te­de­ros, pre­sen­tán­do­la como una alter­na­ti­va sos­te­ni­ble. Sin embar­go, las esta­dís­ti­cas pin­tan un cua­dro dife­ren­te.

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Sor­pren­den­te­men­te, sólo 9% de los resi­duos plás­ti­cos se reci­clan. Mien­tras que 15% se reco­gen con fines de reci­cla­do, la asom­bro­sa cifra de 40% se eli­mi­nan final­men­te como resi­duos. Esto des­ta­ca una impor­tan­te inefi­ca­cia en el pro­ce­so de reci­cla­do, un abis­mo entre los esfuer­zos de reco­gi­da y las tasas reales de reci­cla­do.

El Mito de reciclabilidad completa

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Un con­cep­to erró­neo fun­da­men­tal gira en torno a la noción de que los plás­ti­cos son 100% reci­cla­bles. Des­de el pun­to de vis­ta tec­no­ló­gi­co, todos los polí­me­ros son reci­cla­bles. Algu­nos pue­den reuti­li­zar­se infi­ni­ta­men­te para crear pro­duc­tos simi­la­res median­te pro­ce­sos como la tri­tu­ra­ción y la fusión. Sin embar­go, la reali­dad es muy dis­tin­ta. La mera diver­si­dad de tipos de plás­ti­co los con­vier­te en unmi­xa­ble, lo que com­pli­ca los esfuer­zos de reci­cla­do. Ade­más, muchos plás­ti­cos se degra­dan al cabo de unos pocos usos, lo que com­pro­me­te su cali­dad y los hace inade­cua­dos para el reci­cla­do, lo que con­du­ce al “downcy­cling” o a la mez­cla con mate­ria­les vír­ge­nes.

Desafíos en la recogida y clasificación

Los exper­tos en ges­tión de resi­duos afir­man que el cos­to­so e intrin­ca­do pro­ce­so de reco­gi­da y cla­si­fi­ca­ción de los plás­ti­cos agra­va el pro­ble­ma. Con la gran varie­dad de tipos de plás­ti­co y su inca­pa­ci­dad para fun­dir­se, la logís­ti­ca del reci­cla­do se hace cada vez más des­alen­ta­do­ra. Ade­más, los plás­ti­cos reuti­li­za­dos tien­den a acu­mu­lar toxi­nas, lo que inten­si­fi­ca los pro­ble­mas medioam­bien­ta­les y plan­tea ries­gos para la salud.

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Los riesgos del reciclaje químico

El atrac­ti­vo del reci­cla­do quí­mi­co como reme­dio al enig­ma del reci­cla­do de plás­ti­cos ha gana­do adep­tos. Sin embar­go, esta prác­ti­ca plan­tea pro­ble­mas éti­cos y medioam­bien­ta­les. El reci­cla­do quí­mi­co trans­for­ma los resi­duos plás­ti­cos en molé­cu­lasLa inci­ne­ra­ción de los resi­duos se rea­li­za para pro­du­cir com­bus­ti­ble o plás­ti­cos de baja cali­dad. Sin embar­go, este méto­do se ase­me­ja a la inci­ne­ra­ción y emi­te toxi­nas y con­ta­mi­nan­tes noci­vos que con­tri­bu­yen a la degra­da­ción del medio ambien­te.

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La Ilusión de la reciclabilidad sin fin

Ade­más, el espe­jis­mo de la reci­cla­bi­li­dad sin fin se eva­po­ra cuan­do se exa­mi­na más de cer­ca. A menu­do, los plás­ti­cos reci­cla­dos deben mez­clar­se con mate­ria­les vír­ge­nes y, aun así, sólo pue­den some­ter­se al pro­ce­so de reci­cla­do dos o tres veces antes de que su cali­dad se dete­rio­re de mane­ra irre­ver­si­ble. A dife­ren­cia del vidrio y el alu­mi­nio, que man­tie­nen su inte­gri­dad median­te el reci­cla­do, los plás­ti­cos pre­sen­tan limi­ta­cio­nes que difi­cul­tan su reuti­li­za­ción sos­te­ni­ble.

Explorar Alternativas y camino por recorrer

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Ante estos retos, resul­ta impe­ra­ti­vo explo­rar alter­na­ti­vas. Aun­que sigue sien­do impor­tan­te abor­dar la com­ple­ji­dad del reci­cla­do de plás­ti­cos, es cru­cial adop­tar solu­cio­nes inno­va­do­ras. Bio­plás­ti­cos deri­va­dos de fuen­tes reno­va­bles y la uti­li­za­ción de mate­ria­les sos­te­ni­bles para los enva­ses ofre­cen vías pro­me­te­do­ras. La tran­si­ción hacia una eco­no­mía cir­cu­lar requie­re un enfo­que glo­bal que inclu­ya prác­ti­cas de reduc­ción, reuti­li­za­ción y reci­cla­je res­pon­sa­ble.

En con­clu­sión, la narra­ti­va en torno a la sos­te­ni­bi­li­dad del plás­ti­co reci­cla­do no es sen­ci­lla. Aun­que pro­me­te ser una solu­ción, su efi­ca­cia se ve obs­ta­cu­li­za­da por pro­ble­mas logís­ti­cos, dile­mas de reci­cla­je y ries­gos medioam­bien­ta­les. Repen­sar nues­tra depen­den­cia del plás­ti­co, explo­rar mate­ria­les alter­na­ti­vos y abo­gar por cam­bios sis­té­mi­cos es fun­da­men­tal para lograr una ver­da­de­ra tran­si­ción hacia la sos­te­ni­bi­li­dad en la lucha con­tra la con­ta­mi­na­ción por plás­ti­cos.

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Escri­to por Mathis Rey­naud
8 de febre­ro de 2024

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